HOLA !!
Bienvenido a este blog, sobre las metodologías activas con la docente en formación Sara Alondra López Caballero, de la Escuela Normal Superior. “La educación no cambia el mundo. Cambia a las personas que van a cambiar el mundo. Por eso, enseñar exige comprender que la educación es un acto político, y que no hay neutralidad en la enseñanza. Enseñar es una forma de intervenir en el mundo, de transformarlo” (Freire, 1997, p. 25)
¿QUE SON LAS METODOLOGIAS ACTIVAS?
En esencia, las metodologías activas son un conjunto de enfoques y estrategias didácticas que sitúan al estudiante en el centro del proceso de aprendizaje, convirtiéndolo en el protagonista de su propia educación. En lugar de ser un receptor pasivo de información, el alumno se involucra activamente en la construcción de su conocimiento a través de la exploración, el debate, la resolución de problemas y la colaboración.
Este concepto tiene sus raíces en movimientos de la Pedagogía Moderna como la Escuela Nueva de principios del siglo XX, que ya abogaba por una educación más práctica y centrada en los intereses del niño. Sin embargo, su relevancia actual se ha disparado al demostrar ser la respuesta más coherente a las demandas de una sociedad que valora la creatividad, el pensamiento crítico y la capacidad de aprender a aprender.
La diferencia fundamental con la enseñanza tradicional se puede resumir en el siguiente contraste:
- Enseñanza tradicional: El docente es el experto que transmite conocimiento de forma unidireccional. El estudiante escucha, toma notas y memoriza para luego reproducir la información en un examen. El foco está en la enseñanza y en cubrir el temario.
- Enseñanza con metodologías activas: El docente diseña experiencias, guía, facilita recursos y ofrece retroalimentación. El estudiante investiga, experimenta, debate, crea y aplica el conocimiento para resolver problemas reales. El foco está en el aprendizaje y en el desarrollo de habilidades.
Este enfoque se sustenta sobre tres principios básicos e irrenunciables:
- Protagonismo del estudiante: El diseño de la actividad debe garantizar que sea el estudiante quien piense, haga, decida y construya.
- Aprendizaje significativo: Las tareas deben conectar con los intereses y saberes previos del alumnado, y tener una aplicación o relevancia clara, logrando así un aprendizaje significativo.
- Participación activa: El aprendizaje se produce “haciendo”. Implica un compromiso cognitivo, emocional y, a menudo, físico por parte del estudiante.
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